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Mi Covid-19: día -15

07 Mar

Por fin me he encontrado bien todo el día. Por la mañana después de desayunar hemos ido al parque con las niñas y también hemos pasado por la tienda de cómics. Pero el plato fuerte de hoy era por la tarde: hemos ido a ver a mi sobrina Laia compitiendo en natación sincronizada por primera vez.

¡Pero qué calor hacía en la piscina! ¡Y que largo es! La verdad es que mi primo nos había dicho que la la competición por grupos empezaba a las 19:30 (desde las 14:30 a las 19:30 tenía lugar la evaluación individual de rutinas técnicas), pero nosotros pensábamos que esa era la hora del equipo de Laia, pero no, era la hora del primer grupo, y después del sorteo, el equipo de mi sobrina era el 15º de 15.

Así, aunque ya habíamos ido más bien tarde, hemos llegado casi a las 19:00, una vez allí y después de que nos informaran de que eran las últimas, nos hemos ido a merendar a una cafetería. Allí hemos hecho tiempo y al salir hemos pasado por una farmacia. En la farmacia tenían un cartel en la puerta anunciando que tenían gel hidroalcohólico y como en Japón ya hace tiempo que está agotado en todas partes hemos comprado una botella de medio litro y un botellín pequeño para que yo lo lleve siempre encima si salgo solo, del mismo modo que mi mujer lleva otro en el bolso para ella y las gemelas.

En la piscina hacía una calor de muerte y lógicamente había mucha humedad. Yo me he sentado en medio de toda mi familia (éramos 14 de claca) y he de confesar que gran parte del tiempo he estado con mi primo viendo el Barça-Real Sociedad por el móvil. La participación del equipo de Laia no ha estado mal, a pesar de la injusticia flagrante de cambiar a las niñas de categoría dos días antes de la competición porque el equipo era de 9 nadadoras y en la categoría de las más jóvenes el resto de cardúmenes eran de 6 o menos. Y claro, ni la rutina, pensada para un grupo de nivel inferior, ni la técnica (niñas de 11 años y menos de un curso de experiencia compitiendo contra niñas de 13-14), han ayudado a que obtuvieran un gran resultado. No obstante, no han quedado las últimas ni mucho menos y han terminado la mar de satisfechas.

A la salida he podido ver por fin a mi sobrina, que estaba radiante y guapísima. Creo que nunca la había visto tan contenta. He aprovechado también para entregarles los regalos que el Tió de Nadal cagó para ellas en Navidad. Les han gustado mucho tanto a Laia como a Txell. Finalmente, he quedado con mi tía Pilar en que iré a comer a su casa para ver a mi tío (que no ha podido venir) el día 20, viernes.

Hemos llegado a casa cansados y bastante tarde, pero a las gemelas les ha gustado y he visto prácticamente a toda mi familia. Estoy contento.

 
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