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Sobre el reparto de escaños

21 Dec

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Cada vez que hay elecciones generales a la gente se le llena la boca de la cantidad de votos que cuesta un escaño del partido A y la que cuesta un escaño del partido B, atribuyendo la supuesta injusticia a la Ley D’Hondt. Una vez más, y sé que esto es predicar en el desierto, voy a intentar explicar por qué la Ley D’Hondt no tiene nada que ver con eso. La culpa la tiene el sistema de circunscripciones.

La Ley D’Hondt es simplemente un mecanismo para repartir los escaños “enteros” ya que no se puede tener 1,53 diputados, por ejemplo. Su funcionamiento es muy simple. En una columna se ponen los partidos políticos de más a menos votado, y en la fila de cabecera los números 1, 2, 3… hasta el número máximo de escaños que hay. En cada celda de la tabla que resulta, se pone el resultado de dividir el número de votos entre el número de la cabecera. Una vez hecho, se van repartiendo los escaños buscando los números más altos.

Aquí un ejemplo, para tres partidos y ocho escaños.

Hondt1

Fijaos que en este caso el partido más votado sale perjudicado, ya que en un reparto proporcional le tocarían 3,36 escaños y solo obtienen 3. Por su parte los partidos B y C, redondean hacia arriba.

La cuestión importante es que en este ejemplo, los 8 escaños se reparten en una sola circunscripción. Por eso, el reparto según la Ley D’Hondt y el reparto proporcional según las matemáticas más elementales son prácticamente iguales.

Entonces, ¿qué pasa en España? Pues que no hay una sola circunscripción.

Y, ¿qué es una circunscripción? En palabras sencillas, es cada una de las unidades territoriales en las que se eligen representantes. Y en el caso de que el sistema español fuera injusto (dependerá de la opinión de cada uno), esta es su causa.

Para ilustrarlo he usado las mismas cifras del ejemplo anterior y llevado la situación al extremo, que son las circunscripciones de tamaño “1 escaño”. He dividido los votos totales aleatoriamente en 8 circunscripciones y asignado el escaño correspondiente a la fuerza más votada en cada una.

Hondt2

Como vemos, ahora sí que la cosa es diferente. El partido A consigue 6 escaños, 3 más que en el caso de circunscripción única, mientras que los partidos B y C, se quedan con uno solo, al ser los preferidos en una sola circunscripción. Y la cosa podría haber sido incluso 8-0-0.

En este caso, por ejemplo, cada uno de los escaños del partido A tiene un coste de 7.000 votos, el del B cuesta 34.000 votos y el del partido C, 24.000.

Podemos ver que el partido menos votado no tiene por qué ser el más perjudicado si concentra todos sus votos en una sola circunscripción, que es lo que pasa en España con los partidos nacionalistas, que consiguen una alta rentabilidad de sus votos.

Sea como sea, cuando queráis protestar acerca del sistema electoral español, no le echéis la culpa al señor D’Hondt, que el pobre no tiene ninguna.

 

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