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Al estudiar los fenómenos identitarios en China y en Japón tenemos que tener en cuenta diferentes ámbitos. En este caso he diferenciado cinco aspectos: diferencias étnicas, sentimiento nacional, identidad y minorías, idioma y acción gubernamental. A lo largo de las cinco próximas entradas analizaré cada uno de ellos.
Identidad y minorías étnicas
Los dos países tienen en el aspecto identitario una cosa en común: están formados por una combinación de identidades y minorías étnicas, aunque en el caso de Japón casi nadie sea consciente de ello. También son coincidentes en el hecho de que disfrutan de identidades “nuevas” y que para su construcción, que tuvo lugar mayoritariamente durante el siglo XX, utilizaron los medios de comunicación de masas, primero los escritos (prensa, literatura) y luego la radio y la televisión. Es especialmente relevante el papel de la NHK en la construcción de la identidad japonesa y también en la expansión del idioma japonés estándar.
A pesar de todo, también encontramos diferencias en la construcción identitaria de ambos países. En China, el problema identitario actualmente y después de la creación de la China comunista, se articula con nuevas diferencias entre grupos distintos, y depende de nuevos criterios dicotómicos: costa–interior, ricos–pobres, urbano–rural. Así el lugar de cada cual depende de su riqueza, ocupación o nivel de consumo (Dryburgh, p. 18-20) y no tanto de su origen. En el ámbito cultural sin embargo, hay más pluralismo, a la vez que se vuelve a potenciar la cultura tradicional.
En cuanto a Japón, el tema más delicado es el problema que tienen los mismos japoneses para decidir qué es ser japonés, puesto que no hay un criterio claro por el cual, la nacionalidad que hay en el pasaporte sea una condición necesaria y suficiente. Esto hace que se construya una identidad monocultural, monolingüe y monoétnica aceptada por la mayoría de la población, pero que comporta la exclusión de los grupos que no cumplen alguno de los criterios, de forma que, por ejemplo, siempre se ha considerado mayoritariamente que los coreanos zainichi*, los hijos de inmigrantes retornados o, incluso, los hijos de parejas mixtas, no forman parte de la identidad única japonesa. La contradicción es que, según esta idea, los burakumin** sí pertenecen a la identidad única, a pesar de que esto no les ha evitado ser discriminados. La justificación identitaria de los burakumin puede encontrarse quizás en el mito de que son de origen coreano (Sugimoto, p. 197 y Neary, p. 71).
* Los coreanos zainichi son los coreanos residentes en Japón con sus orígenes en el período colonial e imperial japonés. Al ser llevados a Japón como mano de obra (a menudo esclavizada) eran considerados ciudadanos japoneses, pero cuando Japón perdió la Segunda Guerra Mundial, se les retiró la nacionalidad japonesa.
** Los buraku, burakumin o eta, eran los parias o intocables de Japón durante el tiempo en el que hubo un sistema de castas (samuráis, campesinos, artesanos, mercaderes y buraku). Este sistema se abolió en la Restauración Meiji pero a día de hoy siguen siendo “trazados” a través del registro familiar y discriminados en el empleo o el matrimonio por ejemplo.
De hecho, el problema de Japón como tal es que no acepta que tenga ningún problema con las minorías (Sugimoto, p. 216) a pesar de que haya habido evidentes episodios de discriminación encubierta, como las listas negras de burakumin*. Por otro lado, sigue existiendo discriminación civil con los miembros de las minorías, que tienen más problemas para progresar socialmente a pesar de que es cierto que hay menos prejuicios entre las nuevas generaciones.
* Un auténtico censo de japoneses de origen burakumin, una casta eliminada legalmente hace más de un siglo y medio (!), que circulaba entre las grandes empresas, de modo que cuando un candidato estaba en la lista, era automáticamente descartado, y si se trataba de un trabajador, despedido. El escándalo de las listas se destapó en los años 70, pero existen sospechas de que aun circulan copias de éstas.
Bueno, hasta aquí el ámbito de las minorías étnicas. En la próxima entrada analizaré la relación entre identidad e idioma en ambos países.
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Bibliografia
- Cantó-Milà, Natàlia. 2012. “Introducció a l’estudi de societat a l’Àsia Oriental” en Estudiar societat avui. Barcelona, FUOC, Módulo 1, pp. 1-32
- Dryburgh, Marjorie. 2011. “Foundations of Chinese identity: place, past, and culture” en Xiaowei Zang (ed.) Understanding Chinese Society. London, Routledge, Capítulo 2, pp. 9-23
- Fish, Robert A. 2009. “Mixed-blood Japanese: A reconsideration of race and purity in Japan” en Weiner, Michael (ed.) Japan’s Minorities: The Illusion of homogeneity. London, Routledge, Capítulo 3, pp. 40-58
- Mackerras, Colin. 2011. “Ethnic Minorities” en Xiaowei Zang (ed.) Understanding Chinese Society. London, Routledge, Capítulo 9, pp. 111-126
- Mackerras, Colin. 2005. “Minorities politics, 1989-2002” en China’s Ethnic Minorities and Globalisation. London, Routledge, capítulo 3, pp. 37-56
- Neary, Ian J. 2009. “Burakumin in contemporary Japan” en Weiner, Michael (ed.) Japan’s Minorities: The Illusion of homogeneity. London, Routledge, Capítulo 4, pp. 59-83
- Siddle, Richard M. 2009. “The Ainu: Indigenous people of Japan” en Weiner, Michael (ed.) Japan’s Minorities: The Illusion of homogeneity. London, Routledge, Capítulo 2, pp. 21-39
- Sugimoto Yoshio. 2010. “’Japaneseness’, Ethnicity, and Minority Groups” en An Introduction to Japanese Society. Cambridge, Cambridge University Press, Capítulo 7, pp. 189-218
- Weiner, M. and Chapman, D. 2009. “Zainichi Koreans in history and memory” en Weiner, Michael (ed.) Japan’s Minorities: The Illusion of homogeneity. London, Routledge, Capítulo 8, pp. 162-187
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