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El barco que se hunde

16 Jul

España es como un barco que se hunde. Según algunos ha chocado contra un iceberg llamado crisis mundial, según otros, contra dos torpedos llamados burbuja inmobiliaria y estafa económica. Sea como sea, el casco del barco tiene un gran agujero y urge tomar medidas.

En esta situación hay dos opciones. La primera es tapar el agujero, para la que hace falta pericia y trabajo por parte de los fuertes y poderosos que tienen los medios, y la segunda, achicar agua como sea, cosa que puede hacer el pasaje con un cubo cada uno. El gobierno ha elegido la segunda opción.

Se trata de achicar el agua con el cubo llamado IVA que carga cada español. Pero, parece que el ritmo en el que sacamos el agua del barco no es suficientemente rápido. Así pues, la solución es hacer cargar a los pasajeros con cubos más grandes para sacar más agua. Pero, ¿realmente se sacará más agua?

El riesgo de esta táctica es doble. En primer lugar hay pasajeros débiles, que no podrán cargar estos cubos tan pesados y dejarán de achicar. Hablo de los pensionistas, los parados, y otras personas de rentas bajas. El segundo peligro es que algunos encontraran la carga opresiva y dejaran de achicar simplemente porque ya están hartos, me refiero a los que volverán a hacer las facturas sin IVA. Por lo tanto, puede ser que se achique menos que antes.

Mientras tanto, la primera opción, la única que es la solución definitiva, ni se plantea. En vez de tapar el agujero y poner freno a la entrada de agua combatiendo el fraude fiscal, eliminando cargos públicos duplicados, suprimiendo la corrupción, incentivando la productividad y mejorando la formación de los ciudadanos, se ve que es mucho mejor seguir achicando de cualquier manera. ¿Por qué?

Bueno, la respuesta creo que es simple. Mientras la tripulación tenga al pasaje, la población en general, y los marineros, los funcionarios en particular, esclavizados en la tarea de manejar los cubos y sacar el agua del barco, estos no podrán luchar para evitar los desmanes del capitán y sus amiguitos.

Eso sí, hay una tercera opción. Algunos de los pasajeros, los más listos o los más desesperados, han decidido usar los botes salvavidas y marcharse a barcos más seguros que surcan otros mares. Lo que los de arriba no saben es que, al final, quizá no haya botes para todos ellos, y muchos acaben hundidos como el resto del país, aunque a unos pocos les iría de perlas, ya que se pueden encontrar grandes tesoros en los pecios.

Finalmente, queda el rescate. Siempre cabe la posibilidad de que algún gran navío europeo venga a socorrer al país pero en ese caso, el peaje será en forma de galeotes y nos convertiremos en un país condenado a remar para beneficio de otros. Desgraciadamente, a las clases dirigentes esto les preocupa poco ya que a ellos les correspondería el papel de cómitres.

Amadeu Branera
16 de julio de 2012

 
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Posted in Opinión

 

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  1. La pinza española | Cuartillas de un ingeniero humanista

    July 20, 2012 at 3:27 pm

    […] del IVA en un momento como el actual es una barbaridad como ya expliqué en mi anterior post El barco que se hunde. Sin embargo, para hacer un resumen, un aumento del IVA en estos momentos frenará aun más el […]