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La pinza española II: los orígenes

23 Jul

Después de leer La pinza española, mucha gente me ha preguntado por qué el gobierno aplica estas medidas a sabiendas de que no son eficaces. La verdad es que seguramente hay razones ocultas, o al menos no a nuestro alcance, pero también es cierto que tanto el gobierno anterior de ZP como el de principios del s.XXI de Aznar, tiene su parte de responsabilidad. La administración de Aznar creo la burbuja y la de ZP dilapidó el dinero del estado.

La burbuja

Básicamente, a Aznar se le tiene que recriminar que privatizara el suelo, lo que según la teoría liberal, tenía que hacer bajar el precio de la vivienda. Según esta teoría, al haber más suelo y más barato, los empresarios podrían construir más casas, y a más oferta e igual demanda, los precios bajarían. Ya sabemos que no fue así, ya que los precios se dispararon, a lo que volveremos después. Pero este boom de la construcción trajo otra consecuencia nefasta: el aumento del abandono escolar para irse a trabajar a la obra. Sin darse cuenta estaban creando una sociedad de analfabetos manipulables. ¿O quizá no era sin darse cuenta?

La realidad fue que todos estos nuevos trabajadores, bajo el dogma las casas nunca bajan, se lanzaron a la compra de vivienda, lo que hizo que subiera el precio. Al mismo tiempo, a la vista del aumento de precio desorbitado, los especuladores se lanzaron al mercado, haciendo subir y subir los precios. La burbuja crecía y crecía y nadie le puso freno.

Finalmente, el último pecado de Aznar fue no aprovechar el crecimiento del PIB para incrementar la inversión en investigación y desarrollo. Esto es importante porque según la macroeconomía, la economía de un país solo puede crecer por motivos externos, o sea cuando se compra fuera menos de lo que se vende fuera, y por el avance tecnológico, que permite producir más barato y así aumentar los beneficios.

Así pues, la situación de crecimiento del PIB no era un crecimiento real debido a la creación de riqueza ni podía ser permanente, ya que ni las casas se pueden exportar ni se estaba produciendo un desarrollo tecnológico.

La burbuja explota y empieza la crisis

Todo lo anterior llevo a todo el mundo a tener unas deudas impresionantes. Y en estas, explota la burbuja y empieza la crisis ¿Estaba todo perdido? No. Todavía quedaban opciones para al menos mitigarla, pero las decisiones se tomaron tarde y se aplicaron mal, muy mal.

Uno de los problemas de las crisis económicas es que, tanto si las afirmas como si las niegas, empeoran. Lo podemos ver con el siguiente ejemplo.

Juanito es un estudiante de matemáticas preocupado por un examen, que decide ir a un adivino a que le lea el futuro. Si el adivino le dice que suspenderá, Juanito ya no estudiará, para qué, y efectivamente suspenderá por no haber estudiado. Si por el contrario, el adivino le dice que no suspenderá, Juanito se relajará pensando que lo tiene chupado y ¡pam! suspenderá por no haber estudiado. Lo mismo pasa con las crisis: si se dice que hay crisis, la gente se asusta, no consume, baja la producción y la crisis empeora; si se dice que no hay crisis, las autoridades y la gente no toman medidas para paliarla y también empeora.

Zapatero decidió negar la crisis, lo cual estaba más o menos bien para no crear un pánico que la agravara, pero solo si mientras tanto se tomaban las medidas adecuadas. Sin embargo, o él mismo se creyó la mentira, o decidió esconder la cabeza como el avestruz.

Pero la cosa llegó a tal extremo que ya no se podía negar lo que era evidente. La economía se estancaba y se corría el riesgo de la recesión. Entonces el PSOE decidió tirar de manual, y seguir a pies juntillas lo que dicen los gurús de la economía: para activar la economía hay que aumentar el gasto público.

Si se aumenta el gasto público, por ejemplo con obra pública, el dinero del estado va a las empresas que hacen estas obras, las cuales contratan a trabajadores, que consumen y hacen crecer la economía otra vez. Al mismo tiempo, al descender el desempleo el estado ahorra en prestaciones, recauda más en IRPF e IVA, y todo mejora, al tiempo que el dinero invertido más o menos vuelve en forma de estos mayores ingresos. Pero, ¿por qué no funcionó?

La razón es simple. El gobierno aplicó pésimamente esta medida. En vez de crear un plan nacional de inversiones controlado y abierto a concursos públicos honestos, entregó enormes partidas presupuestarias a los gobiernos autonómicos, provinciales y municipales para que cada cual invirtiese el dinero como creyese oportuno. Y la mayoría de municipios decidieron invertirlo a partes iguales: la mitad en el bolsillo derecho y la otra mitad en el bolsillo izquierdo…

Todo el dinero que el estado había recaudado gracias a la burbuja, eso sí, a costa de problemas estructurales futuros, se iba por el retrete de la corrupción y la chapuza (AVEs para nueve pasajeros, aeropuertos sin aviones, polideportivos sin deportistas, etc.). Y así estamos.

Conclusión

Aznar creó una burbuja que nos endeudó y Zapatero tiró el dinero de todos a la basura. Por eso ahora, momento en el que un gobierno debería sacar sus “ahorros” para paliar un bajón en la economía, una cosa tan antigua que ya sale hasta en el Génesis con la historia de las vacas gordas y las vacas flacas, no hay dinero para la sanidad, la educación o las prestaciones, y al igual que José con el pueblo de Egipto, los mercados esos que nadie conoce y que son los únicos con los graneros llenos, nos van a exprimir hasta esclavizarnos económicamente a todos.

 
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