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Junzi, el hombre excelente de Confucio

17 Oct

Dentro de las Analectas de Confucio se recogen varios temas como por ejemplo la piedad filial, las relaciones entre el pueblo y su soberano o el mandato del cielo. De todos ellos, en este comentario crítico, el tema escogido es la figura del junzi, tal como lo describe Confucio y desarrollaré la exposición empezando por explicar quién es el junzi, continuaré con las virtudes que tiene que tener y las acciones y tareas que tiene que llevar a cabo y acabaré con un pequeño párrafo donde veremos que también en este tema las Analectas presentan alguna contradicción.

Es importante reseñar que habitualmente junzi se traduce como ‘hidalgo’. Sin embargo yo he preferido usar la traducción hombre excelente para prescindir de la imagen preestablecida de la hidalguía en España.

¿Quién es o qué es el junzi?

En primer lugar hay que decir que la palabra china junzi se compone de los caracteres jun 君 (soberano, señor) y zi 子 (hijo), lo que querría decir que el junzi lo es por herencia o familia, pero en las Analectas, Confucio define una nueva persona, un hombre de virtud capaz de servir de ejemplo para el prójimo y que logra su grandeza independientemente de su linaje (Suàrez, p.155). Es pues, un hombre excelente o virtuoso por méritos propios. Este hecho es muy importante pues se aleja del concepto de noble por derecho de nacimiento y por otro lado abre la puerta a que cualquier persona pueda ser virtuoso a través de una vida recta siguiendo la vía, como se debe suponer que hizo el mismo Confucio que según Sima Qian (145-85 AC) venía de una familia empobrecida, a pesar de que se le buscaran antepasados nobles (http://plato.stanford.edu/entries/confucius/).

Dentro de las Analectas encontramos diferentes versículos de donde podemos extraer este concepto a pesar de que no se diga de una manera directa. Por ejemplo cuando Confucio dice “Sé letrado con hidalguía, no con villanía” (Analectas¹ VI-11) deja entrever que la condición de letrado no comporta ser un hombre virtuoso, sino que se tiene que hacer el esfuerzo de serlo; de la misma manera dice “la ilustración cuenta tanto como la esencia, la esencia cuenta tanto como la ilustración” (XII-8) con lo que podemos concluir que un noble sin educación² no vale como hombre excelente mientras que un hombre ilustrado no tiene nada que envidiar a un noble. Finalmente, en el versículo XV-22 “El hidalgo no […] rechaza palabras (justas) por el hombre (que las dice)” encontramos que el hombre excelente no sólo lo tiene que ser él mismo, sino que tiene que reconocer la valía en aquellas personas justas sean de la condición que sean.

Por su parte, las motivaciones de Confucio para tratar de definir lo que es un hombre virtuoso, pueden venir dadas por el hecho de que se encontró en una época donde los valores estaban fuera de lugar (http://plato.stanford.edu/entries/confucius/) y donde las palabras empezaban a perder su valor, como vemos en el versículo VI-23 “Una vasija aristada sin aristas. ¡Vaya una vasija aristada!” donde viene a decir que hay cosas que tienen un nombre pero no se comportan como tal, o nobles de nacimiento que no tienen nobleza.

Las virtudes y las acciones del junzi

Una vez definido el junzi, y teniendo en cuenta que es una condición que se tiene que cultivar, hay que averiguar cuáles son las virtudes que tiene que tener este hombre y cómo se tiene que comportar. Por las numerosas referencias en las Analectas podemos afirmar que las dos virtudes principales que tiene que tener el hombre excelente son el pensamiento justo desinteresado (IV-11, IV-16, V-15, XIII-25, XV-6, XV-17, XV-21, XV-22 y XVII-23) y la humildad (VII-32, VIII-4, XIII-26, XIV-30, XV-17, XIX-3 y XX-2). Sobre el pensamiento justo, tenemos que añadir además que hay también referencias a la imparcialidad del hombre excelente (II-14, IV-10 y XV-22) y sobre su benevolencia cuando tiene que ejercer la autoridad, lo que al fin y al cabo no es más que otra manera de ser justo, sobre todo con el pueblo (V-15, XIV-45 y XX-2). Aun así, el discurso de Confucio no es explícito sobre la manera como debe ejercerse esta justicia y rectitud, excepto cuando habla de cómo tienen que ejercerla los que tienen el poder, por ejemplo siendo justos con los méritos de las personas a la hora de la imposición de prestaciones. Se puede apuntar además, que el concepto de justicia va ligado al del provecho, salvo que son contrarios, como por ejemplo en IV-16 “El hidalgo entiende de justicia, el villano de provecho” y a la benevolencia, lo que nos permite resumir el concepto con el versículo XII-2 “Lo que no desees para ti no lo impongas a los demás”³.

En cuanto a la humildad, Confucio la define como una de las principales virtudes del hombre excelente al mismo tiempo que él mismo da ejemplo, otra de las acciones que en su pensamiento es característica del hombre virtuoso. En cuanto a sus representaciones, la humildad se expresa de diferentes maneras, y además de la humildad per se, el hombre excelente no presume en la victoria ni rivaliza en la derrota (III-7 y XV-21), no se amarga si los demás no reconocen sus méritos (I-1 y XV-18), es respetuoso con sus superiores (V-15, XVI-8 y XIX-3) y, finalmente “posee grandeza, pero no soberbia” (XIII-26 y XX-2).

En cuanto a las acciones del hombre excelente, una de las más importantes como ya he mencionado antes es dar ejemplo. Predicando con el ejemplo es como se enseña, no con preceptos (Mahood, p.178) y dando ejemplo es como se gobierna: “Desead el bien, y el pueblo será bueno. La virtud del hidalgo⁴ es viento, la virtud del villano, hierba. Cuando el viento sopla sobre la hierba, la doblega” (XII-19). Del mismo modo, el hombre excelente de Confucio es eminentemente consecuente con los actos y las palabras, y sólo habla cuando ha de hablar y es capaz de callar cuando tiene que callar, es circunspecto con su discurso (I-14, IV-24, XIII-3, XIV-29 y XIX-25) y diligente con la acción (I-14 e IV-24). Estas dos ideas, dar ejemplo y ser consecuente, convergen hasta el punto de que un hombre excelente tiene que avergonzarse cuando sus palabras van más allá que sus acciones (XIV-29).

Finalmente y como ya he mencionado, la educación es uno de los distintivos del pensamiento confuciano y está claro que tiene que estar presente en la creación de un hombre excelente. El hombre virtuoso tiene que estudiar (VI-25 y XIX-7) y poner en práctica lo que ha aprendido siempre que tenga ocasión, lo que sin duda lo llenará de gozo (I-1) y lo hará con un deseo constante de aprender (I-14, XIV-45, XV-18 y XV-20). No se limitará a aprender las “seis artes”⁵ sino que cultivará la vía (XV-31, XVI-8, XIX-7 y XX-3), será polivalente (II-12) y todo esto observando y moderándose mediante los ritos (VI-25, XV-17 y XVII-21).

Las contradicciones

Es cierto que las Analectas son la principal fuente para el estudio de Confucio pero no es menos cierto que son una fuente controvertida y problemática pues en su recopilación intervinieron discípulos y discípulos de discípulos (http://plato.stanford.edu/entries/confucius/). Es por esto que a menudo se encuentran inconsistencias en la línea de pensamiento o contradicciones. En el caso de mi pequeño análisis sobre la figura del junzi, quizás la más destacada de estas contradicciones es la que encontramos en el versículo XV-19 “El hidalgo se aflige de dejar este mundo sin ser digno de su nombre” que según Anne-*Hélène *Suàrez cabría traducir también como “El hidalgo se aflige de dejar este mundo sin ser célebre” (p.180) lo que contradice otros versículos en los cuales se afirma que el hombre excelente no sufre por no ser reconocido por sus méritos o que tiene que ser humilde. Otra contradicción aunque menor, o incluso justificable, es sobre la fidelidad del hombre excelente, que a pesar de que tiene que cultivar la piedad filial y el respecto a los superirores, no tiene que llegar a la obsesión (XV-36 y XVIII-10).

Conclusiones

Para acabar este pequeño comentario sobre el junzi, sólo me queda reflexionar sobre la vigencia de casi todas las virtudes que hace unos 2.500 años tenían que adornar a un hombre excelente e incluso la universalidad de también casi todas ellas, puesto que cualquier persona que fuera humilde, estudiosa, deseosa de compartir sus conocimientos, justa y recta de pensamiento y sincera sería hoy en día digno de admiración.

En general me gustaría decir que las Analectas de Confucio son sorprendentemente intemporales en mi opinión y como ejemplo citaré para acabar, un versículo de mi gusto que tan bien define, y valga la tontería de la comparación, gran cantidad de programas de televisión y sus tertulianos: “¡Qué penosos son esos que pasan el día reunidos, hablando sin decir cosa cabal y alardeando de ingenio!” (XV-16).

 Amadeu Branera
Original en catalán, 13 de octubre de 2009
Revisado y traducido al castellano,  17 de octubre de 2011

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¹ A partir de ahora todas las referencias compuestas por una cifra romana y un número arabigo se refieren a las Analectas y la edición de las mismas que se encuentra en la bibliografía.

² El concepto de educación confuciano no es sólo la erudición y el dominio de las “seis artes” sino que incluye también la reflexión, la instrospección y el cultivo de la “humanidad”, aspirar a la vía y en definitiva ser digno (Suàrez, p. 151). Es por eso que el énfasis en el estudio y la educación es el distintivo del pensamiento confuciano (http://plato.stanford.edu/entries/confucius/).

³ En otras fuentes como por ejemplo la Stanford Encyclopedia of Philosophy se cita otro versículo que no está presente en la edición empleada como base de este comentario y que también transmite este mensaje: “Since you yourself desire standing then help others achieve it, since you yourself desire success then help others attain it.” (http://plato.stanford.edu/entries/confucius/) que correspondería al versículo VI-30.

⁴ Hay que remarcar que en este versículo las palabras “hidalgo” y “villano” creo que tienen su significado propio de señor y vasallo.

⁵ Las “Seis Artes” eran: los ritos, la música, el tiro con arco, la conducción de carruajes, la escritura y las matemáticas (Suàrez, p.151).

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Bibliografia

  • Confucio y Suárez, Anne-Hélène (Traducción i notas). 1997. Lun Yu, reflexiones y enseñanzas. Barcelona, Ed. Kairós.
  • Mahood, G.H. 1971. “Socrates and Confucius: Moral Agents or Moral Philosophers?” en Philosophy East and West, University of Hawaii Press, Vol. 21, No. 2 (April), pp. 177-188
  • Prevosti i Monclús, Antoni. 2003. “Fonaments religiosos de l’Àsia oriental” en Pensament i religió a l’Àsia oriental, Barcelona, FUOC, Mòdul 1, pp.24-29
  • Prevosti i Monclús, Antoni. 2003. “Confucianisme” en Pensament i religió a l’Àsia oriental, Barcelona, FUOC, Mòdul 2, pp.1-50

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  1. Jaume Duran

    September 8, 2014 at 8:51 pm

    La entidad que represento esta interesada en el mundo del caballo i en especial en la conducción de carruajes hace un tiempo tuve en mis manos unos folios en los que hablaban sobre las seis artes del maestro y me llamó la atención que en aquellos tiempos inmemoriales ya se hablara de la conducción de carros o carruajes a caballo para mí una de las más bellas y relajantes