La lengua china, tanto en su vertiente oral como en su vertiente escrita, es una lengua con una fuerte carga cultural e histórica. Esta carga es debida a muchos factores, siendo uno de estos, la propia idiosincrasia de los caracteres chinos y la carga semántica que tienen. Así pues, el hecho de enfrentarse a un texto chino no sólo nos da la opción de leer algo y comprender el significado, sino que es a la vez una ocasión de entender o aprender un poco sobre la cultura china. Este hecho es lógico que a nosotros nos pase desapercibido, aunque llegáramos a aprender el chino, pero para un nativo, es un hecho que sin darse cuenta lo impregna de muchos de los valores tradicionales y confucianismo de la sociedad china, todavía hoy en día. Uno de los ejemplos más claros es el papel de la mujer.
Para un nativo educado en el sistema chino, la identificación de mujer con el carácter 女 (nŭ) es inmediata, lo que quiere decir que sólo con ver este carácter piensa instantáneamente en una mujer. De este modo, el hecho de que palabras con connotaciones negativas como “envidia” 妒 (dù) o “deshonesto” 委 (wēy), o palabras con una fuerte carga social como “esclavo” 奴 (nú) o “concubina” 妾 (qiè) tengan el elemento mujer como radical (componente principal de un carácter chino), pueden hacer que los chinos, a base de ver y ver estos caracteres, de una manera inconsciente acaben atribuyendo a las mujeres estos defectos o roles.
Cambiando de vertiente pero teniendo en cuenta estos hechos, uno puede acercarse a un lugar tan al alcance como el restaurante chino de la esquina y, si tiene la suerte de que le ofrezcan una carta en chino, adentrarse en un análisis como el que proponen Hodge y Louie en su libro The Politics of Chinese Language and Culture. Hay que decir, que en este caso concreto, un análisis como el mencionado puede ser, en mi opinión, un ejercicio muy útil. Hemos de tener en cuenta que si la escritura es un vehículo no sólo para la transmisión del habla sino también de la cultura, la gastronomía también es un rasgo cultural que nos ayuda a entender y explicar muchas características de la sociedad donde esta se encuentra. En este sentido, y analizando los nombres de los platos y qué caracteres chinos los componen, uno puede averiguar retazos de la cultura china, o cuando menos, hacer alguna conjetura, a falta de una mayor profundización, basándose en estos.
Para empezar un análisis de este tipo, se podría, en primer lugar, observar atentamente el orden en que se nos presentan los platos en el menú. Al contrario que en los restaurantes occidentales, donde nos presentan los platos en el orden en que nos los comeríamos, entrantes – primeros – segundos – postres, una carta china agrupa los platos normalmente según su función (pica-pica, comida, cena), el ingrediente principal (carne de cerdo, ternera, pollo, fideos, etc.) o la manera de cocinarlo (salteado, a la plancha, hervido, etc.). Esto nos podría dar a entender, por ejemplo, que para la cultura china una comida no es una cosa de tres platos ordenados como lo es para nosotros. El hecho además de que algunos platos estén separados según la función, nos puede hacer creer que sentarse a la mesa tiene una mayor importancia social en el mundo chino de la que puede tener en nuestro mundo occidental. Así me llama la atención, la primera página del menú donde se nos ofrecen platos para acompañar la bebida, que, como herramienta social también tiene una gran importancia si se realiza en grupo, como también dicen Hodge y Louie cuando comentan que “Los banquetes y compartir comida con los amigos se ha convertido en sinónimo de alegría y buena fortuna” (Hodge-Louie, pág. 43-44).
En segundo lugar podríamos seguir nuestro análisis en un hecho del que cabría preguntarse si tiene más o menos trascendencia y que es que todos los platos estén numerados. Se sabe que durante la mayor parte de la historia de la China, la lectura y la escritura han sido el refugio intelectual y de poder de una minoría de funcionarios que eran los encargados de la burocracia estatal. Este hecho, y ante la dificultad del chino como lengua escrita, hizo que esta minoría siempre fuera muy necesaria y que mantuviera una posición más o menos influyente y de poder. De hecho, a pesar de ir sucediéndose las dinastías una tras otra, incluso algunas extranjeras como la Yuan de raza mongol o los Qing que eran manchúes, los funcionarios chinos siempre fueron imprescindibles para controlar el imperio lo que en todas las ocasiones acabó con la posterior sinización de estos pueblos extranjeros.
Como decíamos, la escritura y la lectura no estaban extendidas, y la tasa de analfabetismo era muy alta. Por eso cabe la posibilidad de preguntarse si la numeración de los platos se corresponde sólo con una cuestión de comodidad o se trata de una solución práctica ante las dificultades de leer un menú para la mayoría de la población en épocas, hay que resaltar, no tan remotas.
Ahora bien, lo más interesante en mi opinión sería profundizar en los caracteres chinos y ver si nos dan más información que los nombres de los platos y algunos de sus ingredientes. De este modo si nos adentramos y analizamos los caracteres chinos propiamente dichos, también podemos extraer lecturas bastante interesantes. Esta tarea la enfocaría observando los diferentes significados, los radicales presentes en los caracteres y otros pequeños detalles.
Dos ejemplos, el arroz y el postre
Así por ejemplo, apenas dar un vistazo, nos sorprende que para una palabra como arroz encontramos tres caracteres completamente diferenciados según este esté cocinado de una o de un otra manera o crudo. El primero de los caracteres que encontramos es 飯 (fàn, simplificado 饭) mientras que el segundo es 粥 (zhōu). Sin llegar a los extremos de poblaciones como los esquimales de quienes a menudo se dice que tienen veinte palabras para los diferentes tipos de nieve, el hecho de encontrar dos palabras que signifiquen arroz cocinado, además de otro que representa el cereal sin cocinar 米 (mĭ) presente también en el menú cuando nos habla de “harina de arroz” 米粉 (mĭfĕn), nos indica la importancia que este cereal tenía y sigue teniendo en la cultura y la sociedad chinas. Si observamos más atentamente vemos además, que tanto el carácter de zhōu como el de fĕn tienen el caracter mĭ como uno de sus componentes. Por otro lado, también nos podemos hacer eco de otra peculiaridad, en este caso del primer carácter, fàn, que forma parte de la palabra “comer”, 吃飯 (chīfàn, simplificado 吃饭) que literálmente quiere decir, “comer arroz”. Así pues podemos concluir que, tradicionalmente, en la China si no comías arroz, no comías.
Finalmente, otra característica fácil de interpretar según mi parecer, la encontramos curiosamente no en una cosa que está, sino en una que precisamente no está presente. Si observamos el menú con atención, vemos que cada apartado está encabezado por un título en chino y su explicación o traducción al japonés (este análisis está hecho en Japón). Todos, excepto uno, el postre donde encontramos sólo la palabra japonesa prestamo del inglés dezāto (デザート). En esta ocasión también podemos “leer” el menú, llegando a una conclusión evidente, en la cultura china tradicional no hay lugar para el postre. Otro cosa son los dulces, que sí hay, pero eso es harina de otro costal.
Conclusiones. La importancia del análisis
Siguiendo en esta línea de análisis se podría analizar otros detalles en los cuales no entraremos por carencia de espacio, como por ejemplo el plato de los ocho tesoros 八宝菜 (bābăocài) y cual es la importancia dentro de la cultura china del número ocho, puesto que según la traducción del menú se trata de un plato con sólo cinco verduras variadas o por qué algunas verduras y vegetales se escriben con caracteres que tienen el radical de la hierba y otras no, para poner otro ejemplo.
Para acabar, me gustaría concluir que un análisis como el que plantean Hodge y Louie, donde se trata de leer más allá de lo que se obvio, ofrece muchas posibilidades de comprensión alentadoras, pero también nos puede hacer caer en la trampa de buscar lo que en catalán decimos tres pies al gato. Aun así, en el caso de la comida, creo que podemos extraer algunas conclusiones respeto al chino y su cultura y hacer una comparación con nuestras lenguas latinas.
Fijándonos otro vez en el ejemplo del arroz y sin quererme hacer pesado, el hecho de que los chinos tengan diferentes caracteres para denominar el arroz no tiene ninguna importancia práctica en mi opinión. Si no los tuvieran siempre podrían usar dos o más caracteres para explicar los conceptos “arroz crudo”, “arroz hervido” o “comer arroz” como acabamos de escribir perfectamente en castellano usando dos palabras para definir cada concepto. Lo que sí nos demuestra de todos modos la existencia de estos tres caracteres, es que el arroz es un elemento fundamental de su cultura. En cambio, por las características de nuestras lenguas latinas, totalmente fonéticas, la simple lectura de las palabras “pan”, “pan negro” o “pan integral” no nos da ningún tipo de información de la importancia que dentro de la alimentación occidental tiene este elemento, ni del papel relevante de la harina de trigo.
Amadeu Branera
Original en catalán, 16 de diciembre de 2008
Revisado y traducido al castellano, 2 de marzo de 2012
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Bibliografia
- Hodge, Bob; Louie, Kam. 1998. The Politics of Chinese Language and Culture. London: Routledge (capítulo).
- Martínez Robles, David. 2006. “Art i escriptura” en Xinès I: Introducció a la llengua i l’escriptura xineses, Barcelona, FUOC, Módul 4 pp. 1-41
- Martínez Robles, David. 2006. “Llengua i societat” en Xinès I: Introducció a la llengua i l’escriptura xineses, Barcelona, FUOC, Módul 4 pp. 1-59